viernes, 12 de marzo de 2010

¿Y LOS ANCIANOS…? Primera parte. El Fruto y las Obras.


Aún en estos momentos nos estamos preguntando ¿por qué la elección y aprobación Ancianos motiva tantas tensiones, actitudes agrias y manifestaciones francamente hostiles en algunas regiones? El objetivo de meditar sobre este tema va más allá de hurgar en alguna llaga o acrecentar la conflictividad en cuestión de opiniones (nada más alejado de nuestras prioridades), nuestro propósito, única y exclusivamente, es promover sinceramente a la reflexión serena y adecuada ante la interrogante que encabeza estas líneas.

El planteamiento del problema sería el siguiente: Principalmente en Latinoamérica se puede observar un buen número de las iglesias de Cristo que adolecen de no estar organizadas bíblicamente, no hay Ancianos, Pastores u Obispos, como el Nuevo Testamento denomina a estos hermanos y sus responsabilidades ante la grey, aunque en lo que respecta a la adoración y la predicación del evangelio las iglesias de Cristo establecidas cumplen los principios neo-testamentarios fielmente. ¿Qué sucede entonces?, es posible de que entre los cientos de iglesias del Señor, ¿no hay siquiera un par de hombres que reúnan las cualificaciones que exige la Biblia?, …es difícil de creer…, va contra la lógica, va contra las estadísticas, va contra el sentido común, pero lo que es peor, va contra los mandamientos de Dios para legitimizar el verdadero patrón-bíblico-organizativo establecido en el Nuevo Testamento, ya ni siquiera es un problema de opinión, es un problema doctrinal que atañe a la fidelidad en el cumplimiento de la Palabra de Dios.

Entonces, lejos de crearse cualquier atmosfera hostil y tan alejada del espíritu cristiano que demanda la Palabra divina sobre el amor fraterno, ¿Por qué no se trabaja con más ahínco en aras de solucionar el problema en cada congregación?, ¿acaso no se observan todos los requisitos bíblicos de forma exhaustiva? Entonces, ¿Qué pasa?, en cuanto a la causa o factores que inciden en esta problemática preferimos dejar abierto el cuestionamiento para que usted saque sus propias conclusiones, lo que si pretendemos en estas cortas líneas es proporcionarles algunos elementos válidos y fundamentados bíblicamente para una acertada reflexión acerca de una de las problemáticas más acuciantes y volátiles que enfrentan las iglesias de Cristo:

1-Aquellos hermanos que no sean neófitos, y anhelen ser Ancianos/Obispos/Pastores pueden ser considerados como tales solo, y esto es sumamente importante, si son reconocidos y elegidos por su propia congregación,

1 Ped.5.1 “Ruego a los ancianos que están entre vosotros” Hch.14.23 “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”,

2-Llegamos a la conclusión de que la ancianatura solo es posible organizarse en tanto que es el único ministerio que pasa a ser legitimo funcionalmente hasta que sean constituidos, reconocidos y electos formalmente en su iglesia local (Ef.4:11).
Otras funciones que ya debe estar ejerciendo con efectividad el que anhele ser Anciano son: - la predicación del Evangelio y -la enseñanza doctrinal, estos desempeños son requisitos indispensables por su apreciable valoración testimonial para que la congregación reconozca en el candidato el llamado divino al ministerio pastoral:

1 Tim 5.17 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”, para que alguien que desee ser anciano sea reconocido como tal por los hermanos de su congregación debe darse a la tarea de trabajar arduamente desde que fue llamado a ser un ministro de la Palabra, y no de comenzar a trabajar con miras a que sea elegido, sino que ya en la práctica sea un vivo testimonio ante su congregación local de que “predica y enseña”, de que en su obrar demuestra su idoneidad con “piedad y contentamiento” para la responsabilidad que desempeñará.

Predicar “ λόγῳ, λόγος” (Hch.8:5; 9:20; 14:7; Ro.10:15; 15:20; 1 Cor.9:18; 2:12) y Enseñar “διδασκαλία” (Ro.12:7; 15:4; 1 Tim.4:13; 6:3; 2 TIM.3:16; Tit.1:9; 2.1-7) según el Nuevo Testamento son términos que no responden a la idea o interpretación ya bastante generalizada que se ha instalado en la iglesia de nuestros tiempos, donde se pretende exclusivamente desde una oficina “salvar almas y alimentar a la grey” y no estamos diciendo que el trabajo burocrático (administrativo) no sea necesario en las iglesias, todo lo contrario. El Anciano /Pastor/ Obispo debe ser capaz de supervisar la vida interna de la iglesia y a la vez ser un digno obrero de la Palabra comunicando el mensaje de salvación a los in-conversos (1 Cor.1:17) e instruyendo doctrinalmente a los miembros de su iglesia y esto solo es posible compartiendo sabia y prudentemente el trabajo administrativo con el trato personal “cara a cara” tanto en la labor evangelística, como en la atención pastoral e instrucción a los miembros de su rebaño.

(1 Tim 3.1) “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea” aquí vemos como lo verdaderamente honorable de esta aspiración se encuentra en que se obre dignamente. La dignidad de lo que hace un obispo no deriva del cargo, sino de las cualidades que se exigen:

Heb.13.17 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso

Heb.13.7 “Acordaos de vuestros pastores,… considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”

Estos dos elementos nos llevan a ponernos en perspectiva acerca del problema planteado: el reconocimiento de la congregación es decisivo, pueden presentarse para Ancianos aquellos que digan reunir las condiciones exigidas por la Biblia, pero si la grey no puede reconocer estos requisitos en ellos se anula todo el proceso. Es el eterno indicador que Dios ha colocado en su eterna e infalible sabiduría, la cuestión de peso no es tener o no tener los dones, lo que define la autenticidad e idoneidad del candidato es el fruto, es el obrar diario conforme a la fe que profesamos: (Tit.2.2) “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia”
¡Un momento!, no estamos diciendo que no existan tales hombres al frente de las congregaciones, todo lo contrario…, abundan más los buenos siervos de Dios que son aquellos que inequívocamente son reconocidos por sus buenos frutos entre sus hermanos,… que los que dicen ser ministros y no lo son. Otro factor que pudiéramos descartar o incluir como duda razonable es que alguien espere la aprobación humana en asuntos divinos, realmente no lo sabemos,…ni tampoco nos interesa.
Personalmente encuentro muy positivo y saludable cuando se detectan problemas en el liderazgo por parte de la congregación a la cual se está sirviendo, esto nos pone en alerta espiritual y emocional, y la respuesta… ¡nuestra única respuesta!…, debe ser la de erradicar aquellos errores señalados por nuestros hermanos con la ayuda de Dios, para ser cada día los siervos humildes, reverentes y prudentes que el Señor desea que seamos.
No debemos sentir miedo ante los señalamientos de nuestras deficiencias en el servicio al Señor, porque el que teme no ha sido, ni podrá ser perfeccionado jamás en el amor de Dios.

1 Jn.4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”