domingo, 13 de noviembre de 2011

Fotos de la congregación































ULTIMOS BAUTIZOS 2da PARTE































ULTIMOS BAUTIZOS































El ministerio apostólico y profético: un ministerio singular, fundacional y transicional.

Situación problemica: ¿Pueden existir en nuestros días personas que reciban el ministerio apostólico?
Si la respuesta es positiva, entonces quedaría examinar si es legítimo según la doctrina bíblica el que una persona pueda proclamarse un “apóstol” en vida.

La Biblia declara de forma directa y sencilla que el ministerio apostólico fue un ministerio singular (único, impar), o sea, fue dado una sola vez por Dios en la historia de la salvación por medio de Cristo. Decimos que es un ministerio fundacional (inaugural, institucional) porque fue dado a discípulos escogidos en su momento histórico a los cuales le toco la excepcional tarea de colocar los fundamentos de nuestra fe primero de forma oral y finalmente de forma escrita, que son los textos que hoy conocemos como el Nuevo Testamento. Ellos bajo la inspiración del Espíritu Santo recordaron y transmitieron fielmente cada palabra, cada enseñanza de nuestro Señor Jesucristo. Decimos que es un ministerio transicional porque cubre el periodo necesario desde el nacimiento de la iglesia en Pentecostés, hasta que la iglesia alcanza su mayoría de edad y los escritos y epístolas fueran reconocidos como la única fuente de autoridad para la iglesia. Cualquier otro texto que no fuera portador de las enseñanzas apostólicas o no estuviera en armonía era rechazado por las iglesias como textos espurios o falsos.

El Cristo ascendido dio «apóstoles y profetas» a la iglesia como un ministerio fundamental y transicional hasta que la iglesia alcanzara su mayoría de edad: ▄ “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles,… (I Co.12:28), basado en sus predicaciones y escritos los hijos de Dios serian ▄ “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Ef.4:20). A pesar de estar echando el fundamento del cuerpo doctrinal de la iglesia del Señor cuando aún no se había formado el canon del Nuevo Testamento y ser en función supervisores de la doctrina cristiana nunca reclamaron para si el obispado sobre otras iglesias, todo lo contrario, establecieron las normas para el gobierno local, sus líderes y el carácter autónomo funcional de cada iglesia y su independencia unas de otras y advirtieron sobre el peligro de la apostasía.

1. EL SINGULAR MINISTERIO DEL APOSTOLADO EN LA IGLESIA PRIMITIVA.

■ APOSTOL en gr. Άπόστολος (apostolos) Hch.1:2:26, 2:37,42 y 43; 4:33-37. Significa enviado, mensajero o comisionado. Este ministerio estuvo reservado para aquellos elegidos y comisionados por Cristo en persona. Otro requisito indispensable para el ministerio del apostolado era haber sido testigo del ministerio terrenal de Cristo, su muerte y resurrección.
Nadie en nuestros días puede pretender asumir un ministerio que solo fue dado por Cristo a estos seguidores.

Dios hizo que Jesús se manifestase ▄ “no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” (Hch.10:41-42). Los apóstoles fueron escogidos para predicar el evangelio y dar testimonio de sus milagros y resurrección, así lo enseña este pasaje cuando llega el momento en que es necesario elegir al sustituto de Judas: ▄ “Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles” (Hch.1:21-26).
Los ministerios permanentes serían: los evangelistas, pastores y maestros, como el núcleo del servicio de proclamación y enseñanza. El propósito de todos los ministerios, aunque variados, es el mismo, esto es: ▄ “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef.4:12-13)”. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros (Ef.4:11).
El ministerio cristiano es una vocación o llamamiento divino y no puede ser mirado como una profesión meramente humana. En vista de que es la voluntad de Dios que las iglesias sean formadas, es también su voluntad que sean llamadas personas que reúnan determinados requisitos entre la grey para servir como ministros en la iglesia. Veamos a continuación en detalle el significado y deberes de cada ministerio cristiano.


La Escritura enseña de modo muy claro que solamente a los apóstoles les fue conferido poder de realizar señales y milagros como una ayuda divina para confirmar la predicación del evangelio ▄ “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén” (Mr.16:20). Los profetas transmitían el mensaje de Dios por inspiración divina al igual que los apóstoles, pero solo a estos últimos el Espíritu Santo les otorgó el poder comunicar este don DE HACER Milagros por la imposición de manos a sus evangelistas. ▄ “Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (Hch.8:17-20).

Los evangelistas, aunque recibían de ellos este don y lo ejercitaban, no podían por si mismos transmitirlo a nadie más, este fue el caso de Felipe en Samaria ▄ “Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad” (Hch.8:6-8) es evidencia más que suficiente el que los apóstoles tuvieran que abandonar Jerusalén y viajar hasta Samaria (donde Felipe proclamaba y confirmaba el evangelio por medio de milagros) para imponer ellos personalmente las manos a los recién convertidos y dotarlos de los dones milagrosos, cosa que Felipe no pudo hacer. Al pasar el tiempo los apóstoles fueron muriendo y también aquellos que habían recibido de ellos los dones milagrosos, por lo que cesaron los actos milagrosos.

2. PROFETA (del gr. προφτης -Mt.2:5). Un profeta es, básicamente, alguien que anuncia un mensaje por mandamiento de Dios, es un portavoz que proclama o declara un mensaje recibido; un vocero, heraldo o anunciador (podemos apreciar en esta arista de su función su semejanza con el oficio de predicador). El Señor habla mediante el profeta (Mt.2:15) ante el pueblo. En el hebreo del Antiguo testamento la palabra que se emplea para designar al profeta es Nabi (Gn.3:15, Is.9:6, I S.3:20) y aparece más de 300 veces en el Antiguo Testamento.

El oficio de profeta no es exclusivo del pueblo de Israel, ni del pueblo cristiano, también existían profetas en otras tierras (Ti.3:5). Otros conceptos de profeta: El profeta según la Escritura es también un vidente, un visionario, uno que ve visiones: Roeh viene del verbo raah, que significa ver y que cuando se aplica a la función profética también contiene una amplia variedad de significados relacionados con el sentido de la vista y el conocimiento tales como: percepción, discernimiento, perspicacia, apreciación y otros conceptos similares. No es extraño que en el Antiguo Testamento se identificara al profeta como un vidente, ya que los profetas frecuentemente recibían mensajes de Dios por medio de visiones. Hay un concepto generalizado de que el profeta es aquel que predice lo que va a acontecer en un futuro, o sea, es una especie de adivino, que augura o vaticina lo que va a suceder, esta faceta es conocida como la práctica de la profecía predictiva (Dt.28:1).

► ¿Qué es lo que realmente identifica a un profeta según las Escrituras? El vocablo hebreo “nabi” (vocero) es la palabra hebrea más usual para designar a un profeta y su oficio de predecir. Los propósitos de las profecías predictivas en los momentos en que son dadas y tal como aparecen en la Escritura son:
1-enseñar,
2-advertir (amonestar, reprender, aconsejar, orientar)
3-instruir
El trabajo del profeta está encaminado -en todas sus facetas- a que el pueblo de Dios disfrute de una vida obediente y fructífera. Como podemos apreciar la profecía es antes que todo enseñanza e instrucción al pueblo de Dios, y así debe ser entendida cuando profundizamos en su significado bíblico, el profeta es básicamente un MAESTRO.

3. EL ROL PROFETICO: DENUNCIAR LO MALO DELANTE DE DIOS. Dentro de sus obligaciones los profetas desempeñaban una tarea sumamente importante corregir cualquier aplicación errónea o desequilibrio que resultara de la observancia de las leyes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, es indudable que el antiguo pacto hace énfasis en la solidaridad y responsabilidad colectiva lo cual podía minimizar, en la mente de algunos, la percepción de la responsabilidad personal. Los profetas constantemente recuerdan al pueblo de Israel que nada los exime de eludir el juicio divino por sus pecados, y mucho menos alegando su posición como pueblo elegido del Señor; es más el profeta Amós advierte a sus compatriotas que el ser depositarios de un conocimiento privilegiado de Dios trae obviamente una mayor responsabilidad y un riesgo superior (Am.1:1-3.2).

El profeta Ezequiel, especialmente, encamina todos sus esfuerzos en señalar que ante los ojos de Dios cada ser humano de forma individual es moralmente responsable de sus actos; nadie puede eludir la responsabilidad como individuo de sus culpas y errores y justificar sus acciones en cuanto a su herencia o entorno (Ez.18:20ss). Por demás, el trato especial de Dios para con la nación de Israel había atizado y alimentado en muchos judíos un espíritu ultra-nacionalista muy dañino y aberrante que los indujo a despreciar a los extranjeros y olvidar a su vez que ellos también habían sido extranjeros y habitado en tierras extrañas. Los profetas corregían constantemente esta visión estrecha y de carácter exclusiva insistiendo en que el juicio moral de Dios en cuanto a sus normas éticas se aplica en forma equilibrada. El amor trasciende todas las fronteras humanas, no es un amor exclusivo sino inclusivo, ya sea para etíopes como para los israelitas (Am.9:7).

► “Sobre todo que profeticéis…” (Pablo). En una etapa tan temprana para la iglesia la acción de profetizar para el apóstol Pablo es portadora de otra connotación propia de la nueva vida en Cristo y enmarcada en las realidades del nuevo pacto y su gran comisión.

Profetizar: en gr. προφητεύω, significa hablar la Palabra de Dios para edificación, exhortación y consolación de la iglesia. El mayor don entre todos los dones que posee el cristiano es ser portador y transmisor de la Palabra de Dios, anunciando el evangelio de Cristo a toda criatura, e instruyendo a sus hermanos para su crecimiento espiritual y la perfección de su santidad mediante la fidelidad observada hacia los mandamientos y enseñanzas de Cristo.

En la Biblia abundan las promesas y la profecía, de ahí la persistencia de Pablo en instruir a la iglesia en la práctica profética ▄ “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios;… Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas” (I Co.14:1-5).

Algo sobre la música: Evidencias históricas y bíblicas.

Es un hecho histórico irrebatible que en el culto cristiano solamente se practicaba el canto por medio de la vocalización o música monódica, o sea, a una sola voz (el unísono o la octava). En todas las edades de la humanidad todos los estudiosos y especialista del tema en el marco de la historia de la música atestiguan de la evidencia, no solo bíblica, sino también histórica que el canto vocal o a capela fue la expresión litúrgica utilizada por los primeros cristianos desde el primer siglo de existencia de la iglesia.

Es importante tener en cuenta que a diferencia del uso del canto vocal en el arte cultual cristiano el arte profano desde sus comienzos se expresó casi invariablemente mediante los géneros cromáticos y de índole enharmónica (incluía cuartos de tono) de preferencia en ceremonias y propias de fiestas suntuosas en el palacio imperial donde los instrumentos por excelencia eran los “aulos” (antepasados del oboe o clarinete), cítaras (liras) y sobre todo órganos, estos instrumentos de tubos se habían convertido ya en el siglo VIII en la especialidad en Bizancio.

La música, y estamos hablando de la buena música, eleva el espíritu humano hacia lo trascendente y así enaltece el alma, pero también incita al oído al placer de los sentidos, de hecho esa era la principal motivación de la música profana o popular, tan antigua como la humanidad, propensa al alboroto y el enardecimiento sensual, donde se produce la inevitable reacción en cadena en la psiquis humana: los instrumentos excitan la voz al reforzarla y la deforman al ser excitada, esta es la razón de que de forma espontánea la música popular se una a la danza de forma recurrente.

Al constituirse el cristianismo la religión oficial del imperio este conflicto entre las dos formas de expresión musical, la cristiana y la popular es un problema activamente presente durante los diez siglos en que Roma era el ombligo del mundo conocido. La iglesia siempre guardó celosamente las características sacras propias de la música cristiana como expresión genuina de la fe, testimonio de ello lo da Clemente de Alejandría alrededor del 200

“Sólo necesitamos un instrumento: la voz que acarrea la paz…; para nada necesitamos el antiguo salterio, ni la trompeta, ni el címbalo, ni la flauta…” (Paedag. II)[1]
Dos siglos más tarde Juan Crisóstomo establece la diferencia entre la música sacra cristiana y la popular:
“Aquí no hay necesidad de citar, ni de plectro, no de ningún instrumento…, pero, si quieres puedes convertirte a ti mismo en instrumento crucificando tu carne y tratando de realizar con tu cuerpo una armonía perfecta” (Psalm., XLI, 2)

El canto a capela, (sin acompañamiento de instrumentos musicales)

Durante la historia de la iglesia siempre estuvo presente la necesidad de marcar la diferencia en cuanto a la música de la liturgia cristiana apartándola del uso de instrumentos y las danzas obscenas propias de las culturas paganas. Este problema sigue latente hasta nuestros días y es motivo de conflictos en el interior de la hermandad cristiana.

Del primer al segundo siglo el canto monódico a capella (en la capilla) caracterizaba e identificaba el culto cristiano y el contenido santo de la fe en contraposición de los desafueros de la música popular. Este tipo de canto se practicaba en las casas donde se reunía la iglesia del Señor (Hch12:12) y las iglesias de Antioquia, Efeso, Corinto, Alejandría, Cartago y Roma, manifestándose en los cánticos de Salmos, una herencia no desechable de la tradición judeo-cristiana, el canto de las letanías y el canto del Gloria in excelsis, amén de otros cantos cristianos.

El apóstol Pablo da testimonio de que la música cristiana desde sus inicios fue puramente vocal en el tiempo de los apóstoles, es por ese motivo que se puede observar que en el Nuevo Testamento nunca se menciona la utilización de instrumentos musicales, estos están claramente omitidos pues no eran de uso en el culto cristiano.

El canto vocal vertebraba todo el servicio cristiano y estaba al servicio del texto bíblico y consecuentemente con el mensaje divino para su iglesia: el partimiento del pan o Santa Cena al final del ágape en la iglesia primitiva y en las oraciones. A capela (italiano: a capella, 'como en la capilla’) es un estilo musical que se caracteriza por utilizar únicamente la voz de los cantantes para generar los sonidos de la melodía y la armonía, en lugar de recurrir al uso de instrumentos musicales. Este estilo musical está arraigado por su historicidad aún en la música popular y existen muchos grupos que han popularizado internacionalmente esta genuina expresión artística.

La música a capela es música vocal sin acompañamiento instrumental. El término a capela viene del italiano como en la capilla o al estilo de la capilla. El término es debido a las restricciones (que tomaron forma de disposición oficial) en el uso de instrumentos musicales en iglesias cristianas desde la introducción del canto gregoriano hasta bien entrado en medievo.

Un punto a favor de Gregorio.

El canto (al unísono o a varias voces) era algo común y distintivo entre los cristianos desde los primeros tiempos del establecimiento de la iglesia del Señor en Pentecostés. El primer trabajo serio sobre el ordenamiento y regulación del canto vocal corrió a cargo del Papa Gregorio Magno, quien en el año 600 d. C. ordenó que se recopilaran los escritos de los cánticos o himnos cristianos primitivos (conocidos también como Antífonas, Salmos o Himnos); dichas liturgias de alabanza a Dios eran celebradas en las antiguas catacumbas de Roma ya en el año 52 d. C al margen del gobierno romano que, por supuesto, se dedicaba a celebrar sólo fiestas paganas. En reconocimiento a su labor se denominó al canto vocal Antifonario como “canto gregoriano”, que es un tipo del “canto vocal llano o monódico”. El “Canto Gregoriano” no es inventado por el Papa Gregorio Magno, éste ya existía desde hacía mucho tiempo y desde el mismo origen de la iglesia y, pero el guía católico lo difunde y desarrolla dándole su nombre a este canto ancestral.

Estas antífonas fueron perdidas debido al cisma o diáspora de los ciudadanos romanos por las constantes guerras romano-bárbaras al tratar de catequizarlas (Edicto de Tesalónica). También contribuyeron los cambios de estructura de los cantos por personas que decidieron crear sus obras propias y gustos a la desaparición de estos documentos.

La música cristiana es una oración cantada con devoción.

Desde su nacimiento, la música cristiana fue una oración cantada, que debía realizarse no de manera puramente material, sino con devoción o, como lo decía San Pablo: «Cantando a Dios en vuestro corazón». El texto era pues la razón de ser del canto gregoriano. En realidad el canto del texto se basa en el principio de que, según san Agustín, «El que canta bien, ora dos veces». El canto gregoriano jamás podrá entenderse sin el texto, el cual tiene prelación sobre la melodía y es el que le da sentido a ésta. Por lo tanto, al interpretarlo, los cantores deben haber entendido muy bien el sentido del texto. En consecuencia, se debe evitar cualquier impostación de voz de tipo operístico en que se intente el lucimiento del intérprete. Del canto gregoriano es de donde proceden los modos gregorianos, que dan base a la música occidental. De ellos vienen los modos mayor y menor, y otros cinco menos conocidos.

El canto gregoriano es el ejemplo más claro de música a capela, al igual que la mayoría de la música vocal sagrada del renacimiento. El madrigal, dentro de la música profana fue también una forma de canto a cappella, hasta que a comienzos del barroco se le añadieron diferentes instrumentos. No solamente las iglesias de Cristo se han mantenido fieles a la música utilizada desde el inicio por la iglesia, también los Amish, la mayoría de las congregaciones de la iglesia católica y los cristianos ortodoxos del este (especialmente rusos y otros grupos eslavos) son cuerpos religiosos conocidos por realizar los oficios sin acompañamiento musical. Entre los grupos restauracionistas de EE. UU., Keith Lancaster formó un grupo llamado por antonomasia (a capela).

Textos bíblicos que evidencian que el canto en la iglesia primitiva era sin acompañamiento musical

Stg 5.13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
Apoc 5.9 y cantaban un nuevo cántico…
Apoc 14.3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono,…
Apoc 15.3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero,…
Efe 5.19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
Col 3.16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Mat 26.30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
Mar 14.26 Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
Hech 16.25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.