sábado, 21 de abril de 2012

JESUS Y SU PREDICACION Y ENSEÑANZA SOBRE EL REINO Y LA LEY

SU PREDICACION SOBRE EL REINO DE DIOS. EL REINO DE DIOS. Cristo comienza su ministerio terrenal con la predicación del evangelio de Dios; la buena nueva es que ya ha llegado el reino de Dios; pero es urgente y vital que todo aquel que oiga este mensaje lo crea sinceramente, se arrepienta y se vuelva a Dios y sea bautizado (Mr.1:14s, Lc.4:18-21). Su predicación no era ningún suceso improvisado; era el cumplimiento de la promesa de Dios comunicada anteriormente por medio de los profetas. Ahora, por fin, Dios se ha hecho carne y sangre en la persona de Jesús. Este era el sentido, no sólo de la predicación de Cristo, sino de sus asombrosas obras (Lc.7:16), que eran señales de que el dominio del mal se desmoronaba y cedía terreno ante el avance del reino de Dios (Mt.12:22-29, Lc.11:14-22). El mismo tema está presente en las parábolas de Jesús, donde se hace un llamado urgente a los oyentes a tomar una decisión y a mantenerse vigilantes en vista del advenimiento del reino. Instrucción sistemática a sus discípulos Además de cumplir su ministerio público, Jesús se ocupó de dar a sus discípulos instrucción sistemática en una forma que les resultara fácil para aprender de memoria. Igualmente, sus debates con los fariseos y otros opositores condujeron a declaraciones que, una vez oídos, no se habrían de olvidar fácilmente, y que en efecto sirvieron a sus discípulos más tarde cuando se vieron frente a cuestiones controvertidas en que les podía resultar útil recordar la decisión tomada por el Maestro.Fundamento escritural: ▄ El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros (Lc.4:17). La enseñanza de Jesús sobre el reino es contraria a la de los fariseos En la persona de nuestro Jesús vemos a Dios mismo, por su propia iniciativa, tomando el control de toda su creación y actuando con todo su poder siempre apuntando hacia la salvación plena del hombre. Aunque Jesucristo anuncia el Reino de Dios su sentido no concuerda con la idea del Reino según la nación de Israel que tras los terribles eventos de la destrucción de Jerusalén y el destierro, sumado a la dominación romana esperaba el sometimiento de los poderes invasores del pueblo judío por el poder de Dios manifestado a través de su pueblo elegido, o en el sentido escatológico de la apocalíptica judía donde el Reino de Dios sería una realidad separada radicalmente del mundo pecador, pero nunca concebido como un Reino insertado en el mundo presente. También la Escritura nos enseña que durante la predicación de Jesús el Reino de Dios es una realidad por suceder, esto lo podemos apreciar cuando en el «Padre nuestro» (Lc.11:2) enseña a sus discípulos a orar para que venga al mundo el Reino del Padre, en las bienaventuranzas se hace referencia a una salvación futura (Lc.6:21-23), en algunas ocasiones el anuncio del Reino va unido al juicio final ▄ Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios (Lc.12:8-9). El Reino se hace presente en Jesús, en sus palabras, y obras que revelan el verdadero amor de Dios hacia los pecadores. Mediante su Persona se está produciendo el gran giro de la historia, del viejo mundo al mundo nuevo de la gracia y el perdón divino. Jesús mismo marca este giro o cambio que se produce en la historia de la salvación con su presencia: ▄ Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan (Mt.11:12-13). • LAS PARABOLAS Y LAS SEÑALES ACOMPAÑAN E ILUSTRAN SU PREDICACION DEL REINO DE DIOS (Mr.4:33-34, Mt.13:34-35). En Jesús nuestro Dios le ofrece al hombre un tiempo de gracia, donde el hombre puede libremente aceptar o rechazar el Reino de Dios. Jesucristo utiliza las parábolas para invitar a
sus oyentes a tomar una decisión. Ejemplos: Mt.4:13-20, 4:17, 4; 23, 10:7, 13:15, 13:24-30, 13:33-44, 13:45-46, Lc.8:11-15, 13:18-19, 13:20-21, Mr.4:26. • JESUS ACOGE A LOS PECADORES. Nuestro Señor rompe con el orden existente y las formalidades morales de su tiempo. El comparte la mesa con los gentiles y publícanos, habla con las mujeres y comparte con todos los marginados y excluidos por el legalismo y la moralidad farisaica teológicamente «comer con los pecadores» significa para Jesús sanar, perdonar, consolar, lo cual provoca escándalo y fuertes controversias con los maestros e intérpretes de la ley que lo acusan de disoluto, pecador, blasfemo y hasta de ser hijo del diablo, (Mr.2:7, 2:14-17, 3:1-6, 3:22, Mt.12:24, Jn.5:18,7:12 y 52, 8:48, 10:20, 10;33 ) NOTA: La misericordia y el amor de Dios manifestados en el Reino que anuncia Jesucristo apuntan a una transformación radical de todas las cosas y por ese motivo encuentran incomprensión y una feroz e implacable oposición a la predicación y enseñanza de Jesús sobre el Reino de Dios por parte de los líderes religiosos y su interpretación legalista de la ley (Lc.7:34, 15:1ss, 19:1-10, Mr.2:15ss ). El Kairos: Lo realmente importante en este tiempo de gracia que el Nuevo Testamento denomina kairos, (en gr. καιρός) que significa el «tiempo oportuno y decisivo» de decidirse por Jesús, y el mismo Jesús lo que trasmite en su enseñanza es que el tiempo que Él está entre su pueblo es decisivo y apremiante, primero para el pueblo elegido (Dios ha cumplido su promesa), porque ya el Reino y su Rey está entre ellos. La parábola del hijo prodigo es el mejor exponente del anuncio de Jesús: muestra esencialmente la ilimitada bondad y misericordia del Padre celestial, que no solo abarca a su pueblo elegido, sino que universalmente es capaz de rehabilitar y transformar al hijo extraviado. “YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS” En Jesucristo quiere Dios hacer todas las cosa nuevas pero encuentra fuerte oposición en el corazón, aun de sus elegidos que no acaban de ver el verdadero rostro del Padre en Jesús.JESUS: YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS. El evangelio del Reino de Dios es el evangelio de Jesucristo. En su muerte de cruz Jesucristo «consuma la obra encomendada» por el Padre, es la culminación de su proclamación del Reino. En la santa Cena El está presente en los emblemas en un sentido escatológico y es en Pentecostés, con el derramamiento del Espíritu de la promesa, que el Reino de Dios cristaliza, se ensancha y hace realidad viviente en este mundo, en la comunidad de hombres y mujeres que han creído y obedecido el evangelio de Cristo y el nuevo pacto que el ha logrado establecer con su sangre: ▄ Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin (Ap.21:5-6). Jesús inaugura la era del Espíritu, la era de la iglesia. ¿QUE ENSEÑABA JESUS SOBRE LA LEY? Para los judíos la Torah , o ley mosaica (el Pentateuco) es la máxima expresión de la voluntad de Dios. Por eso es necesario saber cómo Jesús enseñaba y se comportaba ante la ley. Para Jesús el amor es el cumplimiento de toda la ley: ▄ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mt.22:37-40). Esta predicación de Jesús no era novedosa en sí, porque tiene sus antecedentes en la ley mosaica del Antiguo Testamento. Lo realmente novedoso es que Jesús redimensiona y radicaliza el mensaje representativo del amor divino, recuperando en sus enseñanzas el Espíritu de la ley que el pueblo judío había perdido y consecuentemente promulga una nueva ley: «la ley del amor». La ley mosaica sirvió para dar continuidad a la idea moral sobre la Deidad, por ese motivo la violación de cualquiera de sus puntos incluyó la culpa ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado (Ro.3:20).

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