martes, 23 de febrero de 2010

Fe y Cultura

Alberto Menéndez Enríquez (Ciudad de La Habana, 1960). Doctor en Ciencias médicas.
Prefiere el género de mini-cuentos, cortas historias que expresan con fino humor y poesía la fragilidad del ser humano enlazado en su propia historia de eternos cuestionamientos y reflexiones ante un Dios que si bien rebasa nuestro raciocinio, también nos ama más allá de todo entendimiento. Hoy le presentamos una muestra de los más acertados en su colección.
BABEL
“…allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra” (Gn.11.9)
Se alzaba la torre. Cada quien en su lengua emitía algún mensaje. Inesperadamente uno de los constructores se precipitó al vacío desde la alta cúpula. Fragmentado en el suelo, manaba el líquido viscoso que acredita la vida. Entonces todos comprendieron. Había un solo idioma universal e inequívoco: el silencio.

EVANGELIOS
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn.1.11)
Los observo a diario martillándose las entendederas. Si pudiera acudir en su auxilio. ¿Cuántas veces tendré que morir para justificar sus necedades?



RAICES
“Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo” (Ecl.3.20)
He vagado por todo el planeta buscando mi lugar y me afirman que no pertenezco a sitio alguno. Decidí ampliar mis horizontes a través de las lunas, supernovas, satélites; lo mismo: no perteneces. Me entrevisté con Dios. Algo más explícito me argumentó: “Tú sí perteneces, estás, eres… polvo”. Y me arrojó al firmamento.


CONSTRUCTOR
“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican” (Sal.127.1)
Mi sueño fue siempre el calor de un hogar, para ello fundí los cimientos de la nueva casa, levanté las columnas hasta el capitel y el techo pulgada a pulgada. Al cabo de unos meses solo el humo de la chimenea permanece íntegro, aunque persisto en mi determinación de poseer un hogar y continúo alimentando la hoguera con los últimos leños del jardín.

ESTRATEGIA
“Amad a vuestros enemigos” (Mt.5.44)
La guerra arrasó con el país. Los sobrevivientes reunidos en torno a un arbusto carbonizado esbozan la estrategia de contraofensiva.

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