domingo, 27 de noviembre de 2011

UNION DE LO DIVINO-HUMANO EN JESUS: UN MISTERIO DE DIOS.

La unión de lo divino y lo humano en Cristo desde su nacimiento era muy natural para sus seguidores. La iglesia durante siglos siempre ha estado consciente del misterio que entraña esta unión en nuestro Señor, pero asumió desde el principio esta realidad y por pura fe nunca ha visto nada extraño o antinatural en este aspecto de la vida de nuestro Redentor. La iglesia, desde el primer siglo cree y confiesa sin reparos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Verbo eterno encarnado con todos los atributos de nuestra humanidad y así lo predica al mundo ▄ indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria (I Tim.3:16). Una de las principales herejías que tuvo que enfrentar la iglesia desde su mismo comienzo fue la de grupos de cristianos gnósticos y posteriormente sobresalieron el marcionismo y el montanismo (consultar Suplemento al final del estudio).
El apóstol Juan refutó a aquellos primeros herejes que negaban la humanidad total de Cristo cuando escribió ▄ Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto (I Jn.1:1-2). La prueba más contundente es que Jesús habló de si mismo como hombre cuando dijo ▄ Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios (Jn.8:40). Nada puede ser más claro en las Escrituras que el hecho de que Cristo poseyó un cuerpo de «carne y sangre» como todos los demás individuos, por tanto también es falso afirmar que ocurrió una transmutación, o transubstanciación en su persona.
EL CRISTO SIN PECADO. El pecado no pertenece a la naturaleza humana original, entró al mundo después de la caída de Adán y Eva. La naturaleza que Cristo adoptó no estaba bajo la esclavitud del pecado ya que teniendo a Dios como su Padre el nacimiento de Cristo no fue derivado de una naturaleza netamente carnal y esclava del pecado, sino una unión entre la naturaleza humana con la Deidad que en el mismo acto de engendrar (en una virgen) fue santificada y redimida esta naturaleza. La Escritura misma declara que durante su ministerio terrenal Cristo no cometió pecado, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (I P.2:22). Como niño fue filial y obediente (Lc.2:51); como joven fue respetuoso y dócil (Lc.2:52) y como hombre ▄ santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores,…que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo (Heb.7:26-27). Uno de los grandes misterios del evangelio de nuestro Señor consiste en que Cristo, habiendo de tal manera tomado nuestra naturaleza, «no perdió su identidad divina» y habiendo sido sin pecado sin embargo llevó las consecuencias de nuestros pecados, esto motivó al apóstol Pablo a rogar ▄ a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio (Ef.6:19)

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