viernes, 18 de diciembre de 2009

Crecimiento Espiritual 1

Meditación sobre Mateo 11:25-30
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” Mt 11.25-30

Una meditación efectiva para nuestro crecimiento espiritual está condicionada a una estrecha e íntima convivencia con Dios y con la imprescindible ayuda del Espíritu Santo debemos realizar una correcta exégesis filológica, histórica, existencial y/o teológica pastoral del texto que utilizaremos.
¿Por qué está escondido el evangelio “de los sabios y los entendidos”?
Exégesis filológica (¿qué dice el texto?): expresiones y términos claves-
1) “…escondiste estas cosas a los sabios… y las revelaste a los niños”

Dios mantiene en secreto el misterio de la fe, el misterio del evangelio (I Tim.3:16), que es un misterio no imposible de llegar a conocer, sino que se está revelando conforme a Su voluntad. El texto no nos está diciendo que los sabios y entendidos están excluidos de la fe, por supuesto, pero la presencia de Dios requiere que la fe nunca aparezca como un privilegio de los sabios, pues la sabiduría humana no proporciona lo que es esencial para el espíritu, sino que más bien lo oculta. En los vv.26-27 Jesús está prácticamente declarando: -Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos-. Los hombres en su ceguera de corazón y falta de discernimiento espiritual han dispuesto de mil caminos para ir hacia El, pero sólo con Jesús tenemos la revelación plena del Padre ya en la vida presente.

Dios ha dicho todo en su Verbo, no hay otra sabiduría o conocimiento como ésta: en Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre está manifestada la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre, en Jesús lo dice todo, no habrá otra palabra, conocimiento o entendimiento que en el Verbo hecho carne.
El término “revelaste” significa: descubrir, quitar el velo, manifestación. Dios, invisible a los hombres, pero movido por su intenso amor se manifiesta a sus criaturas y habita entre ellas despojándose del velo que cubre su rostro y la plenitud de esta manifestación divina se realiza en Jesucristo: El Padre revela al Hijo, el Hijo se revela a sí mismo como la imagen de Dios, y revela a Dios Padre a los que están dispuestos a venir a El mediante su Hijo por medio de la fe y la obediencia al evangelio. Estos versículos indican a la vez la soberanía del Padre y la responsabilidad del pecador ante la invitación amorosa y gratuita de Dios. En el v.28 Jesús está extendiendo una invitación: “Venid a mí” en este texto significa: No les quitaré la carga, sino que, al imponerles mi yugo, les daré el medio de llevar su carga. Jesús juega con las palabras yugo y carga, pues los judíos llamaban “carga” a la enseñanza de la ley que se transmite a los alumnos, y “yugo” al balanceo de las sentencias del maestro, que memorizaban.

En el v.29 “aprended de mí…”, significa: Aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón. Los primeros mandamientos representan una crisis (entendida como conversión) al venir y someternos a la voluntad de Cristo, pero “aprender” de Cristo es un paso que constituye todo un proceso de formación espiritual en busca de un crecimiento enmarcado en el perfeccionamiento de nuestra santidad. Mientras más aprendemos de él entonces seremos conformados a su imagen. La humildad de Jesús nos revela la de Dios mismo, tenemos un Dios que nunca busca rebajarnos o intimidarnos, pero por el contrario quiere restaurarnos a su imagen y así elevarnos hacia El. La humildad de Jesús no le impide que sea Dios, y puede exigírnosla porque no nos fuerza desde afuera, sino que su influencia alcanza a lo más profundo del corazón. Las palabras descansar/descanso que emplea Jesús en los vv.28 y 29 significan que está prometiéndonos un reposo momentáneo a fin de recobrar fuerzas y seguir adelante, no es un descanso de carácter físico, sino espiritual para poder seguir adelante con las cargas producidas por las responsabilidades pesadas y difíciles de llevar y que causan sufrimiento, angustias, ansiedades y tribulaciones

Exégesis histórica (¿Qué quiso decir el autor?): Al mismo tiempo que el pueblo judío sufría bajo el poder de Roma y la ocupación de su patria por el ejército imperial, también se sumaba a esto el estar bajo el yugo insoportable de la religiosidad judía a partir de una interpretación extremadamente legalista y externa de la ley mosaica. La fe verdadera del pueblo elegido había cedido el paso a la rigurosidad de los preceptos mosaicos a tal extremo que después del exilio el cumplimiento de la ley se había convertido en la esencia misma del judaísmo. La ley, que debía jugar el papel de ayudar, de guiar e instruir al hombre en la búsqueda de su camino hacia Dios se había corrompido y era invalidada al ser manipulada por los sacerdotes por medio de interpretaciones absurdas y tradiciones de hombres. La ley al perder el Espíritu divino que la alentaba y sustentaba se convirtió en un instrumento de opresión y esclavitud -por demás impuesta en nombre de Dios- en manos de la jerarquía sacerdotal, que en su gran mayoría habían perdido el camino de la fe y la misericordia.
Es una regla general encontrar muchos “sabios” y “entendidos” sobre quien es Dios, pero siempre pocos seguidores de su voluntad. Había entonces en Palestina muchos sabios en cuanto al conocimiento de Dios, pero no abundaban los seguidores de Jesús, a pesar de que el significado de sus palabras era muy claro y fácil de comprender ¿A qué se debía la dureza de corazón de los líderes religiosos judíos contra la predicación de Juan y las enseñanzas de Jesús? Estos líderes eran soberbios espiritual e intelectualmente y no querían ser como niños en humildad y sinceridad, la cuestión está no en cuánto conocimiento tenemos sobre la ley de Dios, sino en practicar la voluntad de Dios como niños pequeños y sumisos. Jesús en ese momento está estableciendo la diferencia entre la religiosidad del legalismo fariseo y la verdadera voluntad divina.

Mientras que Jesús ofrece una invitación "Venid" se manifiesta el duro contraste: los fariseos decían "¡Haz!" y trataban de obligar a la gente a que siguiera a Moisés y las tradiciones, las cuales invalidaron la ley divina (Mt.23:4), (Lc.11:46) y (Mr.7:7-9). Pero la verdadera salvación se halla sólo en una persona: Jesucristo. Venir a él significa creer, confiar en él y seguirlo. Esta invitación está abierta a todos los cansados y cargados de todos los tiempos. Así era exactamente como se sentía la gente bajo el yugo del legalismo farisaico, una religiosidad que hacía énfasis en los rituales externos pero que era incapaz de transformar el alma de los pecadores (Mateo 23:4; Hechos 15: 10). "Llevad", esta palabra indica una experiencia más profunda que consiste en llevar o seguir continuamente las enseñanzas del Maestro, sus mandamientos, los cuales tienen el poder de ir transformando nuestras vidas. Este verbo hace referencia al ser interno, al corazón del hombre y su renovación, no a las apariencias ni cargas externas.

Exégesis existencial o teológica (¿Cómo me afecta?) La enseñanza de este texto y la meditación del mismo afecta directa y sensiblemente la vida espiritual del cristiano y en especial el ministerio para el cual ha sido llamado, ¿de qué forma le afecta?: El cristiano no debe confiar en sus propias fuerzas e ignorar que Dios tiene el control y su propio tiempo para cada cosa.

Jesús, el maestro paciente y humilde, nos hace descubrir en la vida y en la cruz la misericordia y la gracia del Señor. Sólo Dios es bueno, y buena es la autoridad de Cristo y posible de cumplir es su ley. En la medida en que abramos nuestro corazón a Dios su Espíritu Santo tendrá el dominio total de nuestras acciones y pensamientos. El camino con Cristo es difícil pero debemos confiar en que El estará con nosotros en cada esfuerzo ¿Cómo debo realizar cambios? Lo primero es apartar más tiempo de oración, ayuno y meditación, profundizar en la relación personal con Jesús y así poder depositar nuestras cargas y ansiedades en El y que Su Espíritu nos ayude a transformar estas áreas, aumentar nuestra fe y ser más obedientes, más humildes y mucho más pacientes.

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