viernes, 18 de diciembre de 2009

PLANIFICACIÓN DE LA DISCIPLINA ESPIRITUAL

Textos básicos para estudio y meditación. Resaltadas las frases claves.

“vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped.2.5)
“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Col 1.9)
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Ped.2.2)
“Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo” (Hch.6.3)
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Ef.5.18)


El cristiano debe estar constantemente enfocado en su crecimiento espiritual y aplicar todas las prácticas propias de las disciplinas bíblicas que le permitan avanzar en el perfeccionamiento de su santidad. Un importante lugar ocupan los devocionales y la planificación de más espacios de silencio y soledad tal como los procuraba Jesús en su ministerio terrenal, conjuntamente debe acompañar estos momentos de intima comunión con la lectura, estudio y meditación de la Palabra, ayuno y oración. Objetivo: El objetivo de este enfoque es el lograr una transformación conforme a la imagen de Cristo en las siguientes áreas de su vida: tanto la Espiritual como la Emocional.

En este primer intento de planificación la intención es crear un hábito, el cual la mayoría de los cristianos no tienen. Hay muchos temas que afectan nuestra vida espiritual y que obviamente se presentan en el desarrollo de la vida cristiana. Debemos en todo momento dar gracias a Dios por su Palabra pues nos son muy útiles las enseñanzas recibidas. Las enseñanzas bíblicas nos permiten acceder a un nuevo panorama del significado de la formación espiritual en el cristiano, pero ya no a partir de nuestros criterios particulares, o quizás empíricos, sino que ahora cada cristiano tiene en sus manos los recursos que nos ofrece la Biblia para lograr una comunión mas intima y orgánica con Dios conforme a su voluntad.

Las primeras interrogantes que debemos hacernos antes de proseguir con este estudio son las siguientes: 1) ¿Realmente yo conocía o explotaba todos los recursos que me brindaba la Biblia en el plano de la adoración personal? 2) ¿Tenía yo un enfoque preciso, o tan siquiera un proyecto bien definido sobre mis devocionales particulares, mis objetivos y metas? 3) ¿Asumía bien claro el significado bíblico y teológico de estas disciplinas espirituales, tan necesarias para el crecimiento y fortalecimiento de mi espiritualidad? Indudablemente que la respuesta es negativa en todos los casos. En la vida real carecemos de todo este conocimiento y de una perspectiva netamente bíblica sobre el proceso y desarrollo de nuestra espiritualidad, producto de esta ignorancia rápidamente la mayoría de los cristianos se sienten muy agotados y degastadas sus fuerzas mientras realizan sus tareas específicas en la obra de Dios. Hay que dedicar todas nuestras energías para la obra que demanda la predicación del evangelio, pero solo en Dios recuperaremos y renovaremos nuestras energías espirituales para poder servirle más, y mejor.
Como parte del enfoque y planificación de nuestras disciplinas espirituales la congregación de ser instruida en la santidad de Dios y también de la santidad que El exige a su pueblo, pero también debe ser enseñada sobre el tema de la búsqueda de Dios en el silencio y la soledad, y la práctica del ayuno. Un resultado positivo e inmediato producto de la adquisición de estos nuevos conocimientos es incorporar este tema en la instrucción de la iglesia local y rápidamente veremos los beneficios en el fortalecimiento de la espiritualidad en cada creyente. Tenemos que insistir en que paralelamente a la instrucción de la congregación es necesario previamente comenzar a incorporar y aplicar en nuestros devocionales todas estas disciplinas tales como el silencio y la privacidad, la meditación de la Palabra para de esta forma cumplir la voluntad de Dios no solo a partir del conocimiento “per se”, sino mediado por una experiencia práctica y personal con resultados que pueden medibles y de carácter testimonial.
La condición primera del desarrollo de una espiritualidad en el hijo de Dios es el seguimiento de Cristo en todas las cosas, si nuestro Señor despedía a las multitudes que lo seguían para recogerse en un tiempo de oración, ayuno, soledad y silencio en búsqueda de la intimidad con Dios Padre, entonces con más razón nosotros debemos seguir fielmente sus pasos en el cumplimiento de nuestro ministerio, y en este sentido desarraigar los conceptos errados que a veces nos llevan al punto de dedicar más tiempo a la obra del Señor que al Señor de la obra, por tanto el no asumir desde una perspectiva bíblica este asunto de dialogar en soledad con Dios puede convertirse en un serio problema. La segunda condición del enfoque en la vida devocional del cristiano es la búsqueda de la soledad y el silencio para lograr una efectividad plena en este propósito de crecer y andar conforme a las cosas espirituales.
La tercera condición es rescatar de la cultura o visión bíblica el concepto de ser “lleno del Espíritu Santo” e incorporarlo de una manera vital en nuestra vida devocional. Ser “lleno” del Espíritu desde la perspectiva bíblica es un imperativo del crecimiento espiritual, este término en griego y enmarcado en la intención del autor en la transmisión del mensaje divino significa: llenarse, hincharse, ser terminado, cumplirse, ser empapados, alcanzar la plenitud hasta arder en una fiebre de pasión por nuestro Señor, lo cual no deja margen de dudas con respecto a que se refiere al proceso de nuestro crecimiento espiritual y/o transformación a semejanza de Cristo, implícito en la santificación y perfeccionamiento de la vida cristiana, requisitos que son indispensables para la consumación de nuestra salvación.

Es importante entender que el ser “llenos del Espíritu” es una experiencia que debe repetirse momento a momento en la vida el cristiano, o sea, está directamente relacionado con la perseverancia y la continuidad de una íntima y vivificante comunión con Dios y su Palabra. Los textos del Nuevo Testamento siempre enseñan que para ser llenos del Espíritu es necesario primero vaciarse de aquellas cosas que no agradan a Dios para llenarnos de Dios y que su Espíritu sea el centro rector de todo nuestro ser interior y no nuestro ego.

Conclusiones

-Como combatientes de la milicia de Cristo estamos inmersos en una dura batalla espiritual, pero Dios nos ha equipado con su armadura y su poderoso armamento. También el nos enseña, como a todo combatiente, la disciplina necesaria para prepararnos para lograr la victoria y en la Biblia encontramos todo lo relacionado a esta disciplina.
-Factores importantes de esta disciplina propia de la espiritualidad del hijo de Dios son: la lectura y meditación, el ayuno, la oración, la sencillez y el procurar espacios de silencio y soledad para acercarnos a dialogar con nuestro Padre celestial.

-Un cristiano indisciplinado no se estará preparando para enfrentar esta guerra espiritual, su armadura se desgastará y al no descansar en su Señor irá perdiendo fuerzas, porque no podrá escuchar su voz de guía y consuelo y en esta condición no podrá renovar sus fuerzas. Esto inevitablemente traerá como consecuencia su debilitamiento, por ende la derrota y finalmente la muerte espiritual.
-Jesús es nuestro paradigma. Tenemos que reproducir en nuestras vidas devocionales todos sus pasos y lo primero es la comunión con Dios. Para lograr una comunión efectiva y genuina con nuestro Padre debemos apartar tiempo para El. Por tanto estamos siguiendo su voluntad si en medio de nuestra labor despedimos momentáneamente a nuestros hermanos para dedicar tiempo a buscar la presencia del Señor. Debemos recordar que también somos mayordomos de su tiempo.
-El silencio y la soledad son hábitos indispensables y que deben ser cultivados en la vida devocional. En el silencio y la soledad encontraremos un ambiente cien por ciento propicio para echar mano de recursos tales como: la lectura y meditación de la Palabra, el ayuno y la oración para buscar del rostro del Señor, oír sin distracciones su voz y así poder ser renovados, restaurados, transformados y fortalecidos.
-El buscar el silencio y la soledad también redundará en el dominio propio y control de nuestras emociones, la biblia nos enseña que es más sabio el que escucha, que el que habla.

No hay comentarios: