viernes, 18 de diciembre de 2009

Metas Espirituales bien definidas y alcanzables.

Textos básicos para estudio y meditación. Resaltadas las frases claves.

“Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás” (2 Ts.1.3)
“para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Col.1.10)
“a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad” (Col.1.5-7)
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Ped.3.18)
“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros” (1 Ts.3.12)


Las áreas de carencias más urgentes en el crecimiento espiritual son: el área espiritual y el área emocional. Conforme a la voluntad divina y a nuestra finita y humana comprensión de la misma juega un papel vital el estudio perseverante y meditación de su Palabra y una plena confianza en el poder transformador del Espíritu Santo. Por ese motivo es necesario trazarnos las siguientes metas.
En el área espiritual:

- No descuidar mi vida espiritual: significa no descuidar el seguimiento al Señor. No se puede pensar en un seguimiento de Cristo sin sumergirnos en la vida de Cristo, que es el tema central de la formación o crecimiento espiritual. En este sentido debemos cumplir fielmente el mandamiento bíblico de crecer y madurar para poder ejercitar la piedad, o sea, ser transformado a la semejanza de Cristo ¿Cómo? por medio del aprendizaje de la Palabra y un autentico servicio al prójimo.
- Encauzar correctamente mi pasión hacia Dios: utilizando todas las disciplinas y recursos que nos brinda su Palabra para buscar la intimidad con El. Para alcanzar este propósito debemos invertir mucho más tiempo en buscar la comunión de manera que esta relación intima y vivificante impacte intensamente en nuestras vidas hasta el punto de transformarla hasta tal punto que los demás noten este cambio.
- El camino hacia los otros: Tener en cuenta en el cultivo de la espiritualidad el camino necesario y correcto hacia los otros desde el mandamiento de amar al prójimo, que es la ley suprema de Cristo. El servicio a los demás va a constituir el termómetro y la evidencia práctica que indique hasta que punto asciende la calidad del conocimiento adquirido sobre Dios mediante nuestra experiencia personal, y hasta qué punto hemos sido capaz de asumir el amor que el Creador ha derramado en el corazón de sus hijos paran que puedan relacionarse e interactuar con sus semejantes y desarrollar un determinado ministerio en la obra del Señor. El crecimiento espiritual auténtico debe ser una experiencia personal de fe y como una experiencia vivida en comunión con Dios, una fe que debe ser verificada con la presencia de las buenas obras y de los frutos del Espíritu Santo.
- Tener la mente de Cristo: Empezar a pensar y reaccionar en los momentos de crisis como lo hizo Cristo y seguir fielmente sus enseñanzas. Para pensar y reaccionar como Cristo debo poseer el carácter de Dios, por tanto es importante que los demás vean en mí los frutos del Espíritu que es la comunicación de las gracias que manan de la naturaleza de Dios y hacen referencia al carácter que debemos cultivar y que resultan de un contacto vital y continuo con la vid: Jesucristo, imagen de Dios. La palabra divina va a ser nuestra guía certera de fe y practica de cómo nuestro Creador quiere que nos comportemos porque tiene la capacidad de penetrar hasta el corazón. La Biblia se va a encargar del control de mi mente: La Escritura es la espada del Espíritu, ella nos confronta en todo momento y evalúa cada uno de nuestros pensamientos y acciones, nos convence de pecado, revela nuestras fallas de carácter y debilidades, esta confrontación con la Palabra es el proceso mediante el cual podemos poseer la mente de Cristo.
- Examinar y evaluar nuestro crecimiento espiritual: La efectividad de este examen radica en la naturaleza y calidad de nuestras relaciones con los demás y en el poder del Espíritu Santo para empezar a dirigir nuestra vida devocional en función de cambiar los aspectos negativos que podamos identificar con auxilio de la Palabra.
- Guardar nuestros corazones para Dios: Es un requisito indispensable para conservar la pureza y rectitud como condición personal para la maduración espiritual.
- Planificar eficientemente nuestro tiempo: Es indispensable separar tiempo para la lectura, meditación, ayuno y oración. Dándole prioridad a las cosas más importantes que nos ayuden a buscar el rostro del Señor y sentir su presencia.
- Ser en todo momento honesto y crítico: no debemos auto-engañarnos en la evaluación de nuestra formación espiritual.

- Procurar ser lleno del Espíritu Santo: como un ejercicio constante en mi vida, vaciarme de todo aquello que impida una relación intima y de compañerismo con Dios para que El ocupe todo mi ser.
- La oración. La oración en comunión con nuestro Padre es la fuente de poder para crecer espiritualmente, para cambiar. Si no cambiamos antes de ir a la batalla no creceremos, ni alcanzaremos la madurez propia del hijo de Dios y seremos derrotados en este enfrentamiento espiritual contra el mundo, la carne y el diablo.

Área emocional:

- Lograr un mayor conocimiento de nuestra interioridad, las reales posibilidades o debilidades presentes en nuestro carácter. Para lograr este fin debemos estar dispuestos a ser obedientes, debemos actuar conforme a la palabra de Dios, nos guste o no. La desobediencia es otra faceta del egoísmo en nuestro carácter.
- Debemos saber controlar nuestros deseos y exabruptos y desarrollar la habilidad necesaria para mediante la ayuda del Espíritu Santo y la guía de las pautas bíblicas poder llegar a tener dominio propio y en este sentido la oración va a constituir un factor insustituible.
- Conocer y ser crítico con nuestras emociones, sin sentir ningún tipo de temor o deseo de ser alabado o censurado por nuestros hermanos, según sea el caso. El dominio de sí mismo también se logra desde la posición de una persona moralmente justificada por la sangre de Cristo, este es la única vía para lograr una paz mental.
- Control de la lengua. Ser gentil va a representar el suavizar y facilitar beneficiosamente nuestras relaciones interpersonales.
- La auto-disciplina: invocando el nombre del Señor y la ayuda del Espíritu Santo debemos mantener alejados los fuertes deseos que tratan de seducirnos y apartarnos del camino de Dios. Para que nuestra espiritualidad triunfe es necesario mantener estos deseos bajo el control de Cristo. La auto-disciplina tiene como principal objetivo eliminar todas las desemejanzas con nuestro Señor, es querer dejar de hacer todo aquello que perjudique la comunión con el Dios viviente y decidir alcanzar la disciplina que nuestro Creador quiere. La Palabra me enseña que la espiritualidad es sinónimo de vivir bajo la acción del Espíritu Santo que tiene el poder de integrar toda mi persona desde la fe, la esperanza y el amor.
- Alimentar nuestra fe, el crecimiento espiritual es un proceso lento y doloroso, pero si confiamos en Dios, en su Espíritu y en la Palabra como seres espirituales que somos será más fácil transitar esta senda de perfeccionamiento. Esto también nos va a ayudar a ser el guía o líder que Dios quiere que seamos.

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